El autor y la costumbre, han hecho que conozcamos esta obra inmortal con solo el nombre de Don Quijote. Pero aún negado en el título, es imprescindible al referirse al caballero, no referirse tambien a su rollizo escudero : Sancho Panza.
Si Cervantes describe al hidalgo, "como de complexión recia, seco de carnes, cuerpo estirado , grandes bigotes, de temperamento colérico, pero rico en inteligencia, melancólico y de grandes manias". No deja sin detallar a su escudero :" hombre robusto, rollizo, corta estatura, tranquilo y observador". Prototipo del hombre campesino, sin más afán que subsistir en medio de aquella pobreza de los labriegos de la España del S.XVII.
Sancho es realista, no piensa en cambiar como persona. Todo lo realiza en su beneficio. Hasta se convierte en momentos un egoista, quiere conseguir riqueza, es codicioso. Pero también es bondadoso. Muchas veces por su falta de cultura, le es difícil entender el lenguaje de Don Quijote.
Desde luego Sancho es una persona de bien, pero no puede soñar con un mundo mejor y se limita a las necesidades perentorias. Desconoce otros valores espirituales. Es un hombre materialista frente a su señor idealista.
Sancho va demostrando como se enriquece humanamente y su personalidad adquiere un peso comparable a la del caballero. La critica ha dicho que Sancho se "quijotiza" poco a poco. Asciende de la realidad a la ilusión.
Un rasgo muy interesante del personaje, es el uso constante de refranes, como rasgo cultural popular en la obra. El refrán refleja un pensamiento y una forma de obrar dentro de una frase rápida y sencilla, que lo refleja más eficaz. Sancho es el reflejo literario de esta costumbre.
La evolución de nuestro personaje es imparable y será el personaje crucial de Cervantes hasta el final. Cuando en pié en el lecho de muerte de su señor, el caballero le pide perdón, por haberle llevado a tantas aventuras descabelladas y ponerle en ocasión de parecerle loco, Entonces Sancho le pedirá " que no se muera, que la mayor locura de un hombre es dejarse morir".
